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Entrevista al escritor Perseus Roig

por objetivomasletras21
escritor Perseus Roig

Tenemos la ocasión de entrevistar al escritor Perseus Roig, nacido en Zaragoza y apasionado de la novela negra. Cuenta ya con tres publicaciones de este género, aunque su pasión por las letras se inicia en la adolescencia. Intentaremos acercarnos tanto a su obra como a su persona. ¿A quién no le ha ocurrido que al acabar de leer una novela negra piensa en cómo funcionará la mente de su autor para haber ideado aquella dura, oscura y crítica historia? Esperamos obtener algunas respuestas analizando las tres novelas con su propio escritor.

Perseus Roig soñaba de niño con ser astrofísico, luego conoció las consolas de videojuegos y pensó que su futuro estaba en diseñar videojuegos, aunque finalmente estudió Magisterio. Sin embargo, en las última dos décadas ha dedicado su vida laboral a la Educación Social de niños y jóvenes ¿Son esas experiencias humanas, las que te llegan cada día, tu mayor motor de inspiración literaria?

Respuesta: La mayor parte de mi obra está sacada de esa experiencia que tengo, tanto en lo profesional como en lo personal, con los seres que me rodean. Que luego se convierta en Ciencia Ficción, un relato humorístico o un cuentecito de terror, ya es harina de otro costal. La inspiración siempre es el ser humano que me rodea y mi propia experiencia vital, no creo que haya un disparador más efectivo para la creatividad. Por mi trabajo he conocido la parte de la sociedad que todo el mundo obvia: gente que en la España del siglo XXI sigue teniendo que elegir entre pagar la luz o dar de comer a sus hijos; personas que salen de la cárcel y se prometen no volver a delinquir, pero dudan poder cumplir su promesa. Hombres y mujeres a quienes nadie da una oportunidad y que, si se la dieran, tampoco serían capaces de aprovecharla. Por eso la mayor parte de mis personajes son reconocibles por el lector, son gente de la calle, personas del barrio, esas cuyo fin de mes empieza el día diecisiete. 

Escribir novela negra de calidad no es fácil. Supone una trama principal que mantenga el suspense, unos personajes multidimensionales creíbles, dosis de humor negro y palpable crítica social. ¿A qué elemento de la novela le das más fuerza para atrapar al lector?

Respuesta: A los personajes, en primer lugar. Lo que diferencia a la novela policíaca de la negra es el punto de vista: si te centras en cómo el detective desentraña el crimen, es policíaca. Si te centras en algún otro, es novela negra. La novela negra permite comprender y juguetear con la mentalidad del criminal, de la víctima y de los testigos. ¿Te digo algo? La mayor parte de nosotros somos testigos mudos de crímenes a diario: vemos abusos, percibimos acosos en lo laboral y en lo doméstico, violencia contra la mujer y los niños, violencia institucional de todos los colores. Lo vemos a diario y guardamos silencio. Somos una sociedad de avestruces que meten la cabeza bajo la tierra para no ver la maldad que nos rodea. Mis antagonistas encarnan eso. Y eso sí que es crítica social y humor negro, ¿no crees?

¿Eres de los escritores que les gusta documentarse sobre vías de investigación real y términos forenses o simplemente das rienda suelta a tu imaginación y confías en que los personajes que has creado darán coherencia a la historia?

Respuesta: No soy periodista, ni policía, ni médico, ni abogado, así que mis escritos se centran más en lo comportamental, que es de lo que entiendo. He trabajado casi década y media en un centro de reforma, así que si de algo entiendo en esta vida es de violencia y de adolescentes. Una de las cosas que me ha enseñado es que la auténtica violencia, los crímenes más deleznables y la baja catadura moral es una obra de los adultos. Somos los mayores de edad quienes transgredimos las normas a todas horas, pasa que es más fácil demonizar al joven. La juventud de hoy es fascinante, jamás en la historia los adolescentes han desarrollado valores democráticos tan sólidos. Han podido romper mitos, tabúes y límites que sus padres son incapaces de entender. Somos los que tenemos ahora entre 35 y 55 años los más decepcionantes e inmorales. Eso también lo plasmo en palabras en cuanto tengo oportunidad. Me documento, sí, eso siempre es necesario, pero sobre todo observo, hago trabajo de campo. La esencia de mis novelas está en cómo unos personajes a priori mundanos, sencillos y hasta lamentables nadan en las aguas agitadas de esta sociedad nuestra, tan hipócrita como hostil. 

Después de tres novelas ¿crees que ya tienes tu público y tu identidad propia como novelista de este género?

Respuesta: En absoluto, qué va. Acabo de sacar la última de todas, titulada Aquello que Ocultamos (con ediciones Atlantis) y está teniendo muy buena acogida. Cuesta mucho que la gente venga a presentaciones. Nunca hay tiempo para la cultura, por así decirlo. Todo el mundo encuentra hueco para ver el Barça-Madrid de turno, eso sí. El mismo que se gasta cincuenta euros en un videojuego, protesta de que un libro valga dieciocho. La sociedad actual desdeña la cultura hasta que, de pronto, aparece Netflix, Disney o HBO y entonces sí, entonces oooh, todo el mundo es fan. De todos esos que se ponen la careta de Guy Fawkes, ¿alguno leyó el cómic de V de Vendetta? ¿Los de Umbrella Academy? ¿Cuánta gente se ha leído Canción de Hielo y Fuego? Ni el uno por mil de los que vieron las series posteriores. ¿Cómo creas una identidad propia escribiendo en una sociedad así? Pues gracias a esos incondicionales que están esperando que saques la siguiente y que compran tres libros para regalárselos a amigos y familiares. Esos son los auténticos timoneles y remeros en la galera de la literatura no masiva de este país. Si no vamos a la deriva es gracias a ellos. 

En tu novela “Bolablanca” (Tandaia), creas una serie de personajes urbanos cuyas vidas se cruzan en un club, precisamente llamado como el título de tu novela. ¿Con Bolablanca pretendías poner en evidencia las debilidades del ser humano o precisamente lo contrario, cómo nos crecemos ante el miedo y la adversidad?

Respuesta: Bolablanca no es novela negra, es una novela de aventuras y, por lo tanto, juega mucho con las capacidades y carencias de los protagonistas. Uno de sus aspectos es que los protagonistas tenían tres edades distintas: Marga tenía veintipico, Julián cuarenta y tantos y Tanis, alrededor de sesenta. Solo los unía la pasión por el rock. Cuando en la vida surge una crisis, sea por motivos personales o por algún factor externo, ahí es donde cada uno de nosotros se retrata. Así funciona la vida, de obstáculo a escollo y tiro porque me toca. Y a tirar para adelante. Preguntas qué pretendía poner en evidencia y te diré que ambas, porque creo que el único modo que tienes de crecerte ante la adversidad es, precisamente, reconocer tus debilidades, asumirlas y, con todo, agachar los cuernos y venga, a donde haga falta. No hay otra.

Parece que, de alguna manera, te apasiona hacer el experimento de colocar en una misma batidora a diferentes seres humanos y, como si fuera una especie de concurso de telerrealidad, dejarlos a su libre albedrío para ver hasta dónde pueden llegar ante una situación crítica. De hecho, tu última novela, “Aquello que ocultamos” (ediciones Atlantis) va un poco de eso. Cuatro personas se encuentran en el lugar y momento más inapropiado. ¿Cuál es tu pretensión comunicativa o aleccionadora con esta novela?

Respuesta: Las personas somos poliédricas, al igual que lo es la sociedad que hemos creado. Cuando conocemos a alguien creamos una idea y jugamos a partir de entonces con ella. Es más fácil que andar rebuscando los dobleces que pueda tener su historia. Todos hemos llegado aquí a través de un camino y ninguno de esos ha sido un camino fácil. Aquello que
Ocultamos juega con eso: el pasado de las personas. Todos tenemos algo que ocultar.

Sin embargo, con tu anterior novela “Despreciables” (Malas Artes), aunque volvemos a tener cuatro personajes de lo más dispar, apuestas ya por la línea de investigación de unas macabras muertes. El título dice mucho del trasfondo de esta novela. ¿Crees que es actualmente el ser humano más despreciable que décadas atrás? ¿Puede ser que la competitividad, el estrés de nuestra sociedad, el flagrante capitalismo nos está volviendo más deshumanizados?

Respuesta: Las más horrendas obras del ser humano a lo largo de la historia tienen que ver con la dominación de hombres sobre mujeres y con la acumulación de bienes y recursos por parte de unos pocos. Visto así, no creo que esta generación sea distinta a las anteriores. En algunas cosas hemos mejorado mucho, en otras vamos a peor. Como ya te he dicho antes, yo confío en la generación que ahora está en etapa de escolarización obligatoria. Tienen una tolerancia y respeto muy superiores a la que tuvimos nosotros. La lucha de las mujeres por la igualdad está teniendo un éxito imparable. Los mismos que se reían con los chistes de mariquitas ahora tiene nietos pansexuales, ¡y lo que tienen que rechinarles los dientes! Va calando la conciencia social sobre el medio ambiente, el respeto a los animales, el laicismo, el antimilitarismo. Son avances lentos, sí, mucho, pero avances al fin y al cabo. ¿Hay reacción? Sí, claro, los de siempre, ¡sabemos quiénes son! Machirulos, homófobos, racistas, empresaurios, sinvergüenzas, corruptos y tiranos ha habido siempre. Esos, y no otros, son los Despreciables.

Para quien no haya leído tu “Despreciables” ¿qué destacarías de ella que la diferencia de otras del mismo género?

Respuesta: Es algo que se ha hecho ya muchas veces: un juego macabro en el que solo puede quedar uno, ¿te suena? La Larga Marcha, los Juegos del Hambre, incluso el actual Juego del Calamar, por no hablar de Los Inmortales. Cada uno tenía su propio estilo, su propio ambiente. El mío es actual y en Zaragoza, mi ciudad, y los personajes, gente común y corriente. O más bien, gentuza común y corriente.

Decíamos que llevas dos décadas en contacto con los jóvenes gracias a tu labor de educador social. ¿Eres de aquellos profesionales que confiesan que reciben más de lo que dan en esta labor social?

Respuesta: Al revés. Es terrible lo poco valorada que está la profesión y la desprotección que tenemos los que la ejercemos. El convenio nacional de Educadores Sociales es una verdadera vergüenza, las entidades sociales que se encargan de las gestiones cada vez tienen menos miramientos a la hora de explotar a sus trabajadores. Se trata de una profesión que requiere de estudios universitarios, de una formación continua muy específica y en constante renovación, no te puedes quedar atrás ni siquiera unos meses, porque te pierdes algo. Es una labor muy dura ser educador social y cubrimos ámbitos muy variados: lo mío son los menores, pero hay compañeros que atienden ancianos, inmigrantes, víctimas de violencia machista, discapacitados, adictos, refugiados, minorías, presos o personas con trastornos mentales. Es urgente darle a la educación social el lugar que merece. Somos un nexo cada vez más necesario entre esas familias y personas vulnerables y los diferentes estamentos, sobre todo laborales, sanitarios y educativos. ¿Queréis un argumento neoliberal? También tengo: echad cuentas y veréis que cuanto más se invierte en educación, menos se gasta en cárceles y en seguridad ciudadana. Invertir en lo social es rentable, pero para eso hay que dotar a los trabajadores de dignidad.

En la línea de la anterior pregunta ¿cómo ves el futuro de la literatura viendo como aprovechan el tiempo los más jóvenes y su evidente adicción a todo lo que sea virtual?

Respuesta: Una vez más, defiendo a los jóvenes de hoy. Leen mucho más de lo que leíamos nosotros, aunque no lo hagan del modo que nosotros concebimos. ¿Habéis oído hablar de Wattpad? Sagas como After, de Anna Todd o novelas como Boulevard, de Flor Salvador, salieron de ahí. El fenómeno Fanfic ha venido para quedarse. ¿Recordáis los fanzines que había en los ochenta y los noventa? Yo sí. No los leíamos más que cuatro frikis. Ahora un joven con creatividad e iniciativa puede publicar en la web y alcanzar cotas de lectores que hace treinta años ni soñábamos. Estamos en la sociedad del conocimiento globalizado y han nacido y crecido creyéndose de verdad parte de ella, no como nosotros, que estábamos teledirigidos. La tele es unidireccional, pero Internet tiene dos sentidos. ¿Qué generación saldrá más participativa, más creativa y más avispada? Yo lo tengo claro. 

Un pajarito nos dijo que tienes una hija adolescente que ha heredado tu misma pasión por las letras. ¿Le ofreces algún consejo para desenvolverse en este especial mundo de la edición y publicación de libros o dejas que extraiga sus propias conclusiones?

Respuesta: Le doy todos los consejos del mundo, claro que sí, pero luego hace caso de lo que le da la gana, como debe ser. El mejor consejo que se le puede dar a una adolescente con pasión por escribir es que escriba y escriba. Todos los días, aunque sean cuatro notas a vuelapluma. Lo demás, que lo vaya ella descubriendo a su ritmo y como ella considere más apropiado. Aquí me tiene para lo que necesite, pero no voy a ser el pelmazo que va detrás de ella diciéndole lo que debe hacer.

Si tuvieras la edad de tu hija, ¿optarías por estudiar esa astrofísica que te apasionaba, apostarías por creer en tu talento como escritor e intentarías vivir de ello, o simplemente repetirías la vida que has tenido?

Respuesta: Supongo que repetiría porque, para ser sincero, jamás me he sentido dueño de mi devenir laboral. Mi vida profesional se ha compuesto de una serie de frustraciones continuadas. Quise estudiar astrofísica y no pude. Hice una formación profesional de informática y jamás ejercí porque terminé en el ‘94 y, ¿qué pasó en el ‘95? Vino Windows y todo lo que estudié se fue al garete, había que empezar de cero. En el 2000 hice la diplomatura de Maestro de Educación Primaria pero como encontré trabajo con adolescentes díscolos, pues tampoco he ejercido de docente jamás. Luego estudié el Grado de Educación y tras todo este tiempo, ahora me encuentro en un momento de cambio otra vez. Quiero dar un giro. Busco tiempo para escribir, formarme y pensar bien qué quiero hacer de aquí a que me jubile. Si es que me jubilo, que a este paso no tengo nada claro si nos dejarán.

Estamos muy cerca de fiestas navideñas. Si alguien desea regalar tu “Despreciables” dedicado por ti ¿podría?

Respuesta: Que me manden un mensajito a través de Letters People o de Instagram a @perseusroig y ya veremos cómo nos lo montamos. Con Despreciables y con cualquier otra, claro. Soy un tío con inventiva, seguro que encontramos la manera. 

¿Habrá pronto una cuarta novela de Perseus Roig y será del mismo género que las anteriores?

Respuesta: La última, Aquello que Ocultamos, acaba de salir al mercado ahora mismo, el día 27 de noviembre hicimos la presentación en Zaragoza. Ya hemos hablado de ella antes, así que no me repetiré, pero sí diré que estoy ahora dándole pinceladas a una novela de horror psicológico y que tengo intención de aventurarme en las aguas de la literatura romántica, que es un subgénero totalmente ajeno a todo lo que he hecho en el pasado. Soy de los que creen que hay que escribir complicándote un poco la vida.

 

Desde OBJETIVO MÁS LETRAS deseamos a Perseus Roig que s
iga encontrando en su día a día esas experiencias humanas que él transforma con gran talento en forma de novela negra.

“Despreciables” (Malas Artes) y “Aquello que Ocultamos” (Atlantis) están disponibles en librerías y en las plataformas de venta online habituales.

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