La escritora madrileña María Castro se licenció en periodismo, aunque la filosofía llamó a su puerta antes. De momento ha encontrado en la literatura infantil su manera de proyectar sus emociones y sentimientos. Empezó con los cuentos y las aventuras de Moka, en realidad su perro. Y hace poco publicó “El león de Candela”, todos ellos de Silonia editorial.
¿Empezaste a escribir cuentos infantiles coincidiendo con tu maternidad o ya flirteabas antes con las letras?
Respuesta: Empecé a escribir cuentos infantiles a raíz de mi maternidad, y a publicarlos hace unos años, pero escribir es algo que llevo haciendo desde que era pequeña. Siempre me gustó.
Te he oído decir que, de alguna manera, quieres demostrar que si miráramos la vida vista desde los ojos de los niños y de las niñas nos daríamos cuenta de que puede ser maravillosa. ¿Nos podrías explicar un poco más esto?
Respuesta: Lo que quiero decir es que buscamos lo extraordinario como si no perteneciera a la realidad y, lo cierto es que lo extraordinario forma parte de nuestras vidas y que quizá de adultos, con los agobios y las responsabilidades, olvidamos. La mirada infantil, en su inocencia y asombro, nos devuelve a ese momento de alegría cotidiana porque se fija en lo que nos rodea. El mundo a nuestro alrededor tiene cosas maravillosas, debemos recuperar nuestra capacidad de observarlas.
¿No será que tu inicial vocación filosófica ha encontrado en la escritura infantil una manera de desarrollarse?
Respuesta: Supongo que sí, en la vida todo es crecimiento, todo te nutre y supone un aprendizaje. La filosofía te permite analizar y comprender desde otra perspectiva más profunda. Aunque no terminase la carrera, me acompaña en mis lecturas, siempre compagino ensayo con literatura. Considero fundamentales la visión, la capacidad de crítica y de análisis que la filosofía aporta.
Es curioso como en todos tus cuentos el relato empieza con algo bastante normal y cotidiano, pero al final se convierte en una historia fabulosa, divertida y de aprendizaje. ¿En realidad estás preparando a los más pequeños en el aprendizaje de la resiliencia?
Respuesta: Nunca escribo con un propósito educativo concreto, pero, como he dicho antes, de todo se aprende y, por supuesto, de la literatura se aprende muchísimo. Creo que la literatura, ya sea para adultos como para niños, está para romper moldes, no para crearlos, para que “nos calcemos los zapatos de otro” en palabras de Hume. Es un gran aprendizaje que va implícito en el hecho de leer y que nos permite “cultivar nuestra humanidad” como dijo Séneca.
¿Cómo te organizas para escribir? ¿Tomas notas y luego las desarrollas? ¿Eres mucho más metódica? ¿En qué lugar te gusta escribir y en qué momento del día te inspiras más?
Respuesta: Escribir es una necesidad, no soy metódica porque lamentablemente de momento no vivo de la literatura, tengo otro trabajo para vivir y una familia, así que “araño” horas y ratos cuando puedo. Escribo en mi mesa de trabajo, que tiene “mi orden”, aunque los demás puedan verla desordenada. Es verdad que llevo una libretita conmigo en la que tomo notas porque de pronto algo llama mi atención o despierta mi memoria o se me ocurre algo. Hay veces que después al leerlas no soy capaz de recordar bien por qué surgió esa imagen o qué quería decir, pero en general, sí que me sirven para recuperar una “visión”, una emoción que me inspire a escribir.
Empezaste escribiendo sobre las aventuras de “Moka”, en realidad tu perro. De ellas surgen los cuentos contenidos en “El baño de Moka” y “El día favorito de Moka”. Aunque antes ya habías tenido a una perrita similar llamada Canela. ¿Por qué crees que se da esa bella complicidad entre el aprendizaje de los niños y las mascotas?
Respuesta: Por muchas razones, quizá la primera y más inmediata es que las mascotas siempre están dispuestas y además con alegría. Yo recuerdo mi propia infancia, llegar del colegio, tirar la cartera y salir con el perro, que siempre estaba deseando jugar. Podías haber tenido un mal día en el cole o donde fuera, pero tu perro estaba ahí moviendo el rabo feliz y dando saltos solo por verte. Es un amor incondicional el que te dan y eso es muy importante. También por la responsabilidad que asumes con una mascota, que tiene sus necesidades y que tú debes cuidar; si hay que sacar al perro, hay que sacarlo, tú pasas a un segundo plano porque el perro depende de ti. Luego está el hecho triste de perder una mascota, algo a lo que todos tarde o temprano nos enfrentamos y que es un aprendizaje de la vida, del duelo, fundamental. La Moka de mis cuentos era Canela, una preciosa perrita de aguas que perdimos con solo tres años por una enfermedad incurable. Mis hijos vivieron ese momento con dolor, pero estuvieron ahí para despedirla y agradecerle la alegría y el cariño que nos había dado, y eso creo que nos ayuda a crecer como seres humanos.
Tu última publicación “El león de Candela”, en realidad está basado en dos personajes reales: tu hija Candela y su peluche favorito. Habiendo sido su gran acompañante de aventuras, lleva jubilado ya unos años porque tu hija es mayor de edad en estos momentos. Explícanos brevemente el sentido de la moraleja o enseñanza que contiene este libro.
Respuesta: No sé qué enseñanza puede sacar cada uno de este cuento. Ya he dicho antes que mis historias no nacen de un propósito, sino de una emoción. En este caso, de la emoción que me embargó al ver el león de peluche en el cuarto de mi hija, ya mayor, y el recuerdo de todos los momentos felices de su infancia que el león también compartió. Fue un poco como mi magdalena de Proust. La historia incluye el conflicto del baño porque es una manera de permitir ver el contraste entre la imaginación infantil y su manera de enfocar la realidad y la del adulto, esa fractura de la que hablaba al principio de la entrevista. Para Candela el león huele a león, para la madre, huele a sucio.
Los hijos crecen rápido, mi aprendizaje personal como escritora de cuentos infantiles tiene que ver con disfrutar cada instante porque el tiempo vuela. El de mi hija con el león fue el de encontrar un apoyo, una seguridad, entre otras cosas, aunque quizá habría que preguntarle a ella.
Las ilustraciones en un libro infantil son fundamentales. Para relatar las aventuras de Moka contaste con la ilustradora Sonia Negrete y para “El león de Candela” con Juliana Salcedo. Son ilustraciones bastante diferentes. ¿Eres tú misma quien elige el tipo de ilustraciones o decide la editorial? Imaginamos que es muy importante que la ilustradora entienda antes el sentido de tus intenciones literarias ¿Cómo preparáis conjuntamente este trabajo?
Respuesta: Yo, personalmente, presenté mis proyectos ya con una ilustradora que había buscado yo. En los dos casos. Primero con Sonia, que tiene un uso del color desbordante y alegre, que creo que encajaba muy bien con la personalidad explosiva de la perrita Moka y el caos y el desbarajuste que causaba en la vida familiar. Después con Juliana, que tiene una manera de ilustrar más sencilla, íntima, acorde con una historia en la que la imaginación de la niña y su mundo interior son el hilo conductor. Tuve la suerte de que mi editora, Cristina Pineda, acogiera el proyecto completo y no interfiriera en absoluto en esa decisión. Aunque sé que hay editoriales que no quieren que el autor busque al ilustrador.
Al tener las historias escritas, lo que hice una vez encontré a las ilustradoras, fue pasárselas para que las leyeran. Para mí era importante que conectaran con la historia, con los personajes. Creo que la emoción que
genera esa conexión es importante a la hora de transmitir la historia. Una vez ellas hicieron los personajes y el story board, repasamos los textos y las transiciones. Los textos los ajusto porque al principio soy más descriptiva para que las ilustradoras puedan visualizar mejor la historia, luego las ilustraciones cumplen ese papel, así que reduzco el texto.
¿Cómo lleva tu hija Candela que en tu último libro salga reflejado su nombre? ¿Se siente halagada?
Respuesta: Está muy contenta, se ve en la historia. Mi hija sigue siendo tan vital como era de pequeña y capaz de encontrar la felicidad en cosas sencillas, en ese sentido, se reconoce a pesar de los años.
¿Alguna vez te has planteado escribir algo más extenso, por ejemplo, novela juvenil? Porque te podemos asegurar que los adolescentes van muy necesitados de nuevos referentes y buenos consejos.
Respuesta: Sí, de hecho, ya he escrito cosas y estoy pensando en presentarlo a alguna editorial que publica para esas edades.
¿Te estimula tanto escribir que si pudieras lo dejarías todo para dedicarte a ello o simplemente es casi un medio de terapia personal?
Respuesta: Si pudiera, me dedicaría a escribir y leer. Sí, me encanta, cuando me meto en una historia, soy feliz. Disfruto escribiendo, aunque pueda haber momentos de dudas o algún atasco creativo, pero disfruto.
Se dice que la pandemia ha tenido pocas vertientes positivas, pero quizás una de las pocas es que ha influido en que las personas leamos más. ¿Cómo ves a nivel de acogida y de ventas la literatura infantil en estos momentos?
Respuesta: Mal, los niños han dejado de ir a las librerías y bibliotecas y se han acostumbrado mucho a los soportes electrónicos. Hay que impulsar la vuelta al papel, recuperar las sensaciones de tener un libro, pasar las páginas hacia delante y hacia atrás, sorprenderte, tocarlos, olerlos… todo. Los libros se tienen que convertir en compañeros, no en una obligación.
El primer escalón para que una persona acabe amando la literatura empieza en la niñez. Desde que los móviles aparecieron en nuestras vidas ves más niños con un móvil en la mano que con un libro ¿Crees que hay suficientes programas y actividades promocionados por la Administración para incidir en ello?
Respuesta: Me parece muy complicado luchar con los nuevos soportes, entre otras cosas porque están pensados para acostumbrar a la satisfacción inmediata y generar esa necesidad. La lectura requiere tiempo y silencio, concentración, todo lo contrario de lo que ofrecen los móviles. Creo que ir a la biblioteca del colegio debería ser algo incorporado a las horas lectivas, no imponer lecturas, sino permanecer en la biblioteca, en ese entorno silencioso que nos permite conectar, pero de otra manera, sin las exigencias de las redes sociales. Dar espacio al pensamiento crítico, al razonamiento de largo recorrido es algo que solo la lectura proporciona.
¿Estás escribiendo algo nuevo o de momento estás en “modo inspiración”?
Respuesta: Acabo de terminar una historia para niños de 8-10 años y una colección de cuentos para adultos. El “modo inspiración” es un modo en el que un autor siempre está, aunque crea que no, nunca sabes cómo ni cuándo van a aparecer las cosas que vives y que tu cerebro va registrando de manera consciente o inconsciente.
Desde OBJETIVO MÁS LETRAS deseamos profundamente que los cuentos de María Castro sigan llegando a raudales hasta los corazones de nuestros pequeños, porque sus mensajes tienen la magia de recordarnos que la alegría y la felicidad pueden estar justo en la punta de nuestros dedos.
“El león de Candela” de Silonia editorial está disponible en papel en librerías y en las plataformas habituales de venta online.